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  • Foto del escritorOmar Camilo

Transformaciones


NO cambia quien no quiere cambiar. Sin embargo la vida te transforma. Y es que siempre me decían amistades en la escuela aquella trillada frase de: “Nunca cambies”, como si tal cosa fuera posible. La vida es constante cambio y por eso siempre nos encontramos en constante transformación según transitamos por esta vida. A veces nos encontramos bien, todo parece perfecto, todo marcha en orden y de pronto la vida se encarga de avisarte que el movimiento es necesario, que para lograr la próxima meta, necesitas moverte. La vida decide moverte el piso cuando tu más cómodo te sientes.


Hoy un año y un mes de mi primera operación de extracción de un tumor en el colon recto e ileostomía, 28 radioterapias, dos rondas de quicio, meses de terapia de sueros, múltiples sesiones de apoyo psicológico, Reiki y un apoyo incondicional de mi esposa e hijas, mi vida dejó de ser la que era y por lo tanto yo dejé atrás quien solía ser. Mucho de lo que comía, ya no lo como. Costumbres de falta de descanso y patrones de sobrevivir el estrés con más trabajo, o sea más estrés disfrazado de cosas divertidas, porque me encanta mi trabajo, ya todo eso cambió. Inevitablemente me transformé en otra versión. Sobreviví un cáncer, no puedo volver a ser quien era. Ya no soy el mismo. Mi papá se transformó frente a mis ojos, los últimos años 7 años fueron intensos con él y para él. Muchos momentos fueron maravillosos y esos los atesoro y jamás los cambiaría, pero el resto fue duro. Durísimo además de las circunstancias fue saber con quienes sí conté y con quienes nunca conté. Con quienes conté, han visto mi nueva versión poco a poco transformarse. Con elles contaré siempre. Con quienes no conté, ni se preocupen por cómo me fue, mírenlo cuando se miren en el espejo porque ambas cosas se parecen. Si se ven en el espejo y se alcanzan a ver muy bien, así mismo me fue y si al verse no se ven bien pues ahí tienen su respuesta.


Yo ya estoy bien y en otro planeta de esta vida. Todas mis prioridades cambiaron al perder a mi papá, quien se había convertido en el centro de mi operación cotidiana, aún en mis procesos intensos de recuperación. Su agradecimiento hasta el último minuto de vernos a los ojos es paz en mi corazón todos los días. Sus palabras para recordarme como se sentía de que estuviera ahí todavía me retumban en la memoria diaria. Nos amamos como reflejos de un mismo amor. Nos convertimos en gotas de la misma ola en este océano. Nos pudimos ver y nos vimos muchas veces. Yo al verlo me vi en el futuro de viejito, el me veía y supongo que veía un poco de él, pero pienso que siempre fui un pasado nuevo para él, porque su marco de referencias era limitado sobre ser papá. Ahí le llevo un poco de ventaja porque el no tuvo el papá que tuve yo. Él creó el molde en el que me hice yo papá. El tuvo un Güelo que sí le dio el molde que conocieron mis hijas a través de él como abuelo abnegado, amoroso y eternamente alcahuete. Han sido muchos años intensos de transformación, no hay manera de ser el mismo. Son varios años de pérdidas y las pérdidas siempre te transforman.


En el 2017 perdimos todos los proyectos de futuro que veníamos construyendo y aprendimos. Sin embargo antes de acabar el año el reconocimiento de la Academia de Ciencias y Artes de la Televisión y sus Emmy Awards para reconocer el trabajo realizado hasta ese momento con 5 nominaciones de 4 proyectos y dos premios nos dejaron claro el camino para regresar a la ruta en cuestión de tiempo. En el 2019 perdimos el miedo en el país y encontrarme con tanta gente en las calles protestando por un mejor país, me devolvió mucha esperanza. El 2020 nos trajo el COVID a todos, y que a nosotros en nuestra familia nos robó tiempo para estar un poco más con mi adorado Tío Pepo, quien siempre fue el insustituible alma de la fiesta. Luego en el 2021 perdía uno de los amigos que me había regalado la vida. Uno de esos que se entusiasman tanto o más que tu con tus logros y que están pa ti en las buenas y malas. Roy transformó varias de mis perspectivas de vida y con él se fueron los mensajes y sueños de cómo conquistaríamos el mundo poco a poco sin retroceder. Al menos esos planes sin él ya no serán los mismos.


«Si no cambiamos, no crecemos. Y si no crecemos, no estamos viviendo de verdad». (Anatole France, escritor)

Todos se han transformado y me han transformado. Mi tío antes de irse en un compartir que tuvimos en su apartamento mientras tuve oportunidad de acompañarle en su proceso de cáncer por una semana, me halagó tanto que creo se transformó en un fan mío tan grande como yo lo fui de él toda la vida. Mi amigo se transformó en mayor inspiración para mi en cuanto a cuidarme para mi y para mis hijas y mi familia, porque de eso se anduvo ocupando orgullosamente desde que partió de PR, a sus hijos, a conectar cada vez más con ellos y estar más para ellos. Mi padre amado se transformó en un héroe mucho más gigante y me permitió sembrar la semilla y modelar frente a mis hijas cómo quiero ser tratado cuando me toque el turno de vivir mi etapa de Super Adulto. Y el cáncer me transformó en la mejor versión de mi ser que puede existir en la búsqueda y transformación hacia un sano Super Vivir, que me permite transitar la vida de una manera más serena, en paz conmigo y con una perspectiva más amplia de lo que es la vida misma.

Cómo dice el título de un libro de María Gladys Álvarez Basabe:

LA VIDA ES TRANSFORMACIÓN.

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