Hay muchas maestras en la vida, la mía vivía conmigo.
Abrazo a tod@s mis maestr@s de la vida.
Me tocó crecer entre sus planes, sus sueños, ensayos y todos sus trasbastidores.
La sensibilidad siempre nos acompañó mientras andaba con ella.
Solo hay una dicen.
Yo: Ma’!!!
Ella: Hi’!!!
Así comienzan la mayoría de las llamadas telefónicas entre mi madre y yo. Siempre tuvimos una dualidad de maestra-estudiante/madre-hijo aunque nunca pisamos juntos el mismo salón de clases. La madre que me parió fue maestra y madre toda su vida, porque desde que recuerdo en sus cuentos, siempre menciona que le tocó criar a sus hermanos, por ser la mayor de Pepe y Lolita (mis abuelos) y a sus hermanos les tocó jugar con ella a la escuelita en la que siempre era la maestra.
Diana Elba González Aulet, Dianita para la mayoría y Ma’ para mi, estudió para hacerse maestra en la “IUPI”, como le llamamos cariñosamente a la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras. Allí no sólo hizo su bachillerato sino que años más tarde, cursó estudios de educación continua en Bellas Artes los sábados, por un tiempo de mi vida. Me llevaba con ella cada sábado y mientras estudiaba yo me entretenía como fuera hasta que terminaran las clases y al final de cada jornada, como siempre fue fanática de hacer “window shopping”, nos íbamos a Plaza a almorzar y a dar la vuelta consabida de Dianita por el shopping.
Desde mi Kinder-Garden siempre estuvo ahí, porque aunque no fue mi maestra ese primer año, sí lo cursé en la misma escuela donde ella trabajaba, la Escuela Elemental José Campeche en Santa Juanita Bayamón. “Misis” Villanueva fue aquella primera maestra en el Kinder y “Misis” Valle la de primer grado. Ambas sus compañeras y por lo que recuerdo y ella siempre enfatizó, excelentes maestras, pero ella siempre estaba ahí. Yo llegaba con ella y me iba con ella y sus estudiantes muchas veces eran mis guardianas o guardianes. Es un recuerdo chulo la Campeche, pero desde el segundo y tercer grado ella decidió llevarme al colegio privado. Mis hermanos me llevan 6 y 8 años por lo que nunca coincidí con ellos en la misma escuela o colegio por lo que me tocó librármelas solito desde entonces, sin aquell@s guardian@s, porque ya mami no estaba como de costumbre. Eso no impidió que siguiera siendo mi maestra cada día en las mañanas y de vuelta en la casa.
Ya desde aquel primer grado en su escuela me hizo parte de sus “embelecos” escolares convirtiéndome en un “José para la historia” en el dramita de Navidad y aunque en mi sexto grado ya no estaba en la misma escuela me puso a cantar con el coro que había montado para la graduación de su escuela.
Mi hermano Raúl, recuerdo que era su Sonidista, el que le tiraba la pista y la ayudaba a sonar bonito. Recuerdo una graduación en la que yo no participé, pero mis dos hermanos estaban en la misma escuela con ella y montó tremendo musical con canciones de Antonio Cabán Vale “El Topo”, uno de los compositores más importantes de la patria. Obviamente les tocó el turno de ser parte del elenco, mi hermano Raúl como guitarrista y voz del combo que llevaba la música y mi hermana como bailarina de la pieza que fue todo un éxito en el Teatro Oller en Bayamón. Ella era algo así como la productora y caza-talentos de cada escuela en la que trabajaba y nosotros, como en todo buen circo familiar, siempre fuimos su equipo de producción, su apoyo incondicional.
Nos enseñó desde pequeños a crear con ella y a desarrollar los mejores talentos en nosotros. NO es casualidad que sigamos creando cada cual desde el cine, la literatura o la música. Ella parió, escribió y dirigió la idea que nos llevó juntos, como familia y como productores creativos, al teatro. En Busca del niño Jesus, una producción inolvidable en donde hasta mi abuelo participó haciendo la escenografía (era extraordinario construyendo). Es por todas esas experiencias que hago lo que hago, gracias a la maestra que he tenido.
Ese respeto y admiración se lo he tenido a tod@s mis maestr@s. L@s que la vida me ha permitido tener que son much@s. Me suenan en la mente casi como un rapeo, de esos de Lin Manuel, pero si los trato de mencionar me quedo sin respiro, porque a nadie le quedan mejor que a él. Tod@s han tenido en común una sensibilidad extraordinaria, cada cual a su forma y eso me forma como el ser humano que hoy lees. Cada un@ ha sido especial y ha tenido algo de ella. Y hablo de maestr@s más allá del que te dá clases de X o Y. Hablo de los que día a día, en cada uno de esos momentos que construimos como importantes, han estado ahí para enseñarme algo nuevo en la vida.
Y como me considero un eterno aprendiz, sé que son muchos los que me quedan por conocer.
Gracias Ma'.
Como decía aquel gran prócer de la TV boricua, CONTINUAREMOS.
Bello escrito. La cancion del Topo que tania danzó se llama Niña del Manantial.